domingo, 4 de julio de 2010

42-TERCER INTERLUDIO

El día amaneció límpido y el rocío cubría delicadamente los prados, que despertaban de su letargo ante los primeros rayos del sol. El cuarto día de la Fiesta daba así su comienzo.
En el programa figuraba la gran exhibición de juegos que procedían de los diferentes pueblos que acudían a la fiesta. Muy pronto, la campiña colindante con las murallas de la Ciudad vibró con las distintas especialidades que allí se ofrecían. Los elfos del Bosque mostraron sus habilidades con los juegos de puntería, mientras que los Enanos de las Cavernas Centelleantes y los de Erebor encandilaron con sus maravillas mecánicas. Los Beórnidas enseñaron su destreza con la cera y los artesanos del Este maravillaron a todo el mundo con sus artefactos de mágicos colores.

Acto seguido, la multitud se dirigió al gran banquete al aire libre, compuesto por casi mil mesas distribuidas en dos campos enteros. Dos horas de suculento manjar satisficieron al más hambriento, y luego de la consabida tertulia los heraldos pregonaron por todas las mesas el inicio de la segunda jornada de narración de historias.

No pasó mucho tiempo hasta que el escriba real pudo comparecer de nuevo ante el gentío reunido. Todas las mesas habían sido retiradas y los que quisieron formaron parte del enorme semicírculo.

  • Agradezco en nombre del Rey vuestra presencia para continuar con la Historia, que ayer dejamos a medias.
    Antes de proseguir comentaré brevemente el final de la narración. Como recordaréis, el último pasaje fue el relato de Raïq y Nolwa, donde se cantaba como Raïq, el Heredero del Puesto y su sirviente Molqät fueron a rescatar de la muerte a Nolwa, amada de Raïq, y como vivieron escalofriantes aventuras en los subterráneos helados dentro de la Mina del Dragón Nakmaring, que al final logró matar al Heredero y su bienamada, pero no así Molqät, que consiguió huir de forma increíble e inesperada.
    Y resultado de ello fue que Molqät el Escudero ocupó el puesto de Capitán por orden última de su señor antes de morir, instaurando un nuevo linaje de Capitanes el 2571 de la Tercera Edad, pues el de Tyor se había truncado.
    Mientras ocurrían estos acontecimientos, un ejército de orcos había atacado la ciudad. Por fortuna fueron derrotados, gracias a la valentía de los habitantes de Rangost y también la de muchos voluntarios extranjeros, que aquellos días venían a celebrar la boda del Heredero. Todos conducidos por el Sabio Alatar el Azul vencieron en batalla. Había, sin embargo, muchos desperfectos aún por reparar.
El escriba giró la cabeza entonces, pues los bardos volvían a entrar en escena.

  • Reanudemos ahora la historia. Aquí os dejo con los narradores.

Y haciendo una pequeña reverencia, el escriba se retiró.

No hay comentarios: