41-SEGUNDO INTERLUDIO
La melodía languideció hasta perderse. La noche se había adueñado del prado y ya pequeñas teas iluminaban los rostros de los presentes.
Los bardos se inclinaron ante los asistentes y se retiraron. La muchedumbre sintió necesidad de aplaudir, mas por la hora y el silencio no lo hicieron. Muchos se levantaron, con la intención de ir a la ciudad a descansar, sus mentes aún perdidas en las narraciones de aquella tarde. Los más pequeños dormían ya al calor de sus madres y algunos despertaron tímidamente ante los repentinos movimientos.
No obstante, antes que nadie se encaminara hacia las murallas, el escriba real intervino por última vez aquel día:
- En nombre del Rey, deseo que ésta haya sido una tarde de vuestro agrado, y espero que la noche acompañe con buenos sueños vuestro descanso. Pero la fiesta no termina hoy, ni tampoco la historia termina aquí. Muchas cosas ocurrieron en Rhûn aún, hasta llegar a nuestros días. El destino de Rangost no se ha descrito todavía, como tampoco el hado de muchos personajes, y muchos sucesos aún están por contar. Mañana os serán contados. Nada más por hoy. Buenas noches a todos, y felices fiestas.
El escriba hizo una pequeña inclinación, y lentamente se retiró hasta las sombras.
Poco después, una columna de luces tintineantes se dirigía hacia las murallas, bajo el frío primaveral y el suave ulular de las aves nocturnas.
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