domingo, 30 de mayo de 2010

32-El Mal crece en Eriador. Sobre la Ruta Comercial del Norte

Y el Bardo siguió contando:

Durante estos años, el Capitán Butban había entregado entre tanto su puesto a su hijo Disbah, concretamente el año 2469, un año antes de la huida de Gollum a las Montañas Nubladas.

En el oeste empezó a notarse también en esta época un aumento de la inseguridad, debida a los refuerzos que habían seguido a la Sombra hacia el oeste. Hacia el año 2475 se reiniciaron los ataques contra Gondor, que habían empezado con la toma de Minas Ithil muchos años atrás. Osgiliath fue finalmente asaltada por uruks de Mordor y destruida por esta época, y el enemigo echó abajo el Puente de Piedra. Durante años, grupos de orcos siguieron hostigando las tierras de Ithilien.
Los Orcos empezaron a poblar las Montañas Nubladas unos pocos años después, pretendiendo quizá aislar el oeste de Eriador, y Moria fue ocupada por siervos de Sauron.

A la Tierra de los Cazadores empezaron a llegar rumores sobre lo que sucedía, debido a un hecho importante que se relata a continuación:

Por aquella época, el Capitán Disbah había iniciado relaciones diplomáticas con el oeste. Esta medida fue tomada al observar el lento pero constante crecimiento de la población en las Tierras de los Cazadores y la imposibilidad de conseguir más terrenos o relaciones con otros pueblos en Rhûn como consecuencia de la opresión por parte de los otros orientales y de los siervos de Jandwathe. Los cazadores necesitaban cada vez más recursos y la única forma era el comercio.
Pero no estaban dispuestos a comerciar por segunda vez con los balchoth, por lo tanto, en el año 2472 se enviaron grupos de exploradores en busca de nuevas tierras con las que comerciar, y éstos se dirigieron muchísimo más lejos.
Siguieron las primeras millas del Celduin desde su desembocadura, pero en lugar de cruzarlo hacia el sur, lo abandonaron siguiendo una ruta hacia el noroeste, atravesando las extensas tierras de bosques y claros de la zona septentrional de las Tierras Ásperas. Esta ruta les condujo hacia el río Carnen, algunas leguas al norte de la Roca del Vigilante, y allí construyeron un puente de madera, al que llamaron Puente Rojo, pues la madera de los árboles que habían talado era tan roja como las aguas del Carnen, que descendía de las Colinas de Hierro.

A partir de ese punto, los exploradores se desanimaron, pues observaban tierras completamente nuevas hacia el oeste... pero completamente deshabitadas hasta el horizonte. Pero no perdieron la esperanza y tras muchos días de camino errante por tierras ondulantes divisaron a lo lejos una línea oscura: eran los árboles que constituían el límite oriental del gran Bosque Negro. Al llegar a estos árboles, los exploradores estaban agotados y no se vieron con fuerzas de adentrarse en un bosque tan denso y siniestro. Descansaron un día entero y luego se encaminaron hacia el norte hasta que se encontraron de nuevo con el río Celduin, ahora bastante más estrecho que en su desembocadura. Siguiéndolo hacía el norte, llegaron por fin a tierras habitadas.
Habían transcurrido más de dos meses desde su partida cuando vieron por primera vez el Lago Largo y la ciudad de Esgaroth, y también el Valle lleno de aldeas que se abría al norte, justo a los pies de Erebor, llamada la Montaña Solitaria.

Los exploradores transmitieron al Gobernador del Lago la petición de comercio entre los dos pueblos y ésta fue aceptada, sobretodo después de la entrega de una bolsa llena de joyas hechas de plata de gran calidad, como incentivo por parte de los exploradores.
Así pues, caravanas llenas de plata y bronce se pusieron en camino pocos meses después, inaugurando la Ruta Comercial del Norte, que se perpetuaría mucho tiempo en el futuro.

Y fue así como los comerciantes que viajaban al oeste o los que venían de allí y llegaban a la ciudad de Rangost, empezaron a contar extrañas historias. Al parecer, la oscuridad había vuelto a la fortaleza llamada Dol Guldur y la inseguridad y el peligro se extendía por todas las regiones.

Además, en las mismas Tierras de los Cazadores se veía a gente rara de viaje y sus habitantes empezaron a recelar incluso de los mismos animales. En vista de ello y también temiendo ataques desde el Último Desierto, el ejército de Rangost se mantenía en forma y casi se triplicó en número, y su vigilancia aumentó considerablemente por decreto del Capitán Disbah. Día y noche había patrullas que se movían por las extensas murallas del Barnae-qu y las Siete Mintauni estaban siempre ocupadas por arqueros y vigías. Las atalayas se iluminaban con fuego cada noche, temiendo que la oscuridad impidiese advertir cualquier enemigo silencioso.

También se estableció protección para el largo camino de la Ruta: familias de cazadores se establecieron en diversos puntos de la senda que llevaba hasta el Puente Rojo y construyeron pequeños núcleos de población, mejor aldeas que pueblos, con hosterías y posadas para asegurar el descanso de los comerciantes y pequeños regimientos locales de soldados y guardabosques que mantenían la seguridad frente a animales salvajes, posibles bandidos u otros peligros ignorados.

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