lunes, 26 de abril de 2010

19-Sobre el viaje de Alatar y Curunir al Sur

Un Bardo con librea de color morado, de voz tensa e intranquila, intervino prontamente:

Pero esa esperanza no estaría exenta de peligro. Veamos cómo.

Alatar refirió a Curunir los pormenores de su viaje y su estancia con los elfos, más sus palabras y la información que obtuvo de los Primeros Nacidos no fueron revelados a nadie más y no se sabe nada acerca de ellas.

Sin embargo, Curunir y Alatar no se contentaron con la desgracia recibida y menos con la puntual victoria, y decidieron reunirse con Pallando en el Sur para discutir la futura estrategia contra Jandwathe. Hacia tiempo que no tenían noticias del segundo mago azul y se sentían inquietos.

Unos largos años después de la Batalla de la Cacería, en el 1987, cuando todo parecía definitivamente tranquilo y la gente de la ciudad prosperaba y era feliz, los dos magos y el zorro ártico se dirigieron hacia las tierras meridionales de Rhûn, hasta la residencia de Pallando en el sur de Rhekht.
Mas, cuando llegaron, tuvieron la certeza de ver cumplidos sus presagios: Pallando se hallaba en paradero desconocido y las gentes del lugar negaban todo conocimiento sobre la existencia del Istar.
La torre del mago parecía vieja y muy antigua, y por las gruesas telarañas y los carcomidos y deshechos muebles intuyeron que Pallando hacía mucho tiempo que había desaparecido. Una y otra vez interrogaron a los habitantes de los pueblos próximos, sin resultado alguno. La gente parecía algo asustada ante su presencia y los dos magos decidieron emprender el viaje de vuelta.

Pero ocurrió algo que los detuvo: durante la última noche que pasaron en Rhekht, el cielo se cubrió de nubes tormentosas y una oscuridad extraña avanzó desde el norte.
El posadero que les había proporcionado una habitación para dormir cerró todas las ventanas y puertas asustado. Alatar pidió explicaciones y el posadero les informó que esa oscuridad aparecía una vez cada tres meses y provenía del demonio del norte, que mataba a los viejos y se llevaba a los jóvenes para siempre, y que cada vez que llegaba todo el mundo se escondía para escapar a sus garras.

Curunir y Alatar, junto con Nebula, salieron a la calle, mientras el posadero, con ojos de absoluto pavor les ordenaba que volviesen, para luego huir hacia dentro del establecimiento a toda prisa. Los dos magos salieron del pueblo con Nebula, remontaron un pequeño promontorio y esperaron. Las nubes negras se transformaron pronto en enormes bandadas de murciélagos que arremetieron contra las casas y las calles.

Entonces, Alatar y Curunir alzaron sus varas y prendieron un árbol muerto, próximo a dónde se encontraban, que estalló en llamaradas azules y verdes que iluminaron toda la región en varias millas a la redonda.
Las nubes oscuras se revolvieron furiosas y volaron raudas hacia el promontorio mientras rodeaban a los dos magos. Una figura grande y negra destacó luego dentro de la nube, se acercó y se posó en la rama de un árbol, y ocultó las gigantescas alas.

Así fue como Alatar y Curunir vieron por primera vez a aquel terror de Sauron, a quien elfos y hombres se referían por Jandwathe, la Hija de la Sombra, espíritu muy poderoso entre los sirvientes del Señor Oscuro, que les observaba con unos ojos penetrantes e inyectados en sangre. Su tétrica y blanquecina faz destacaba lisa como la de una mujer joven, más su mirada revelaba un odio y maldad sin límites. Su boca se torció en una sonrisa de burla y habló así:

  • ¿Dos viejos ancianos yendo a estas horas por estos montes? ¿Acaso no sabéis que la oscuridad es peligrosa? La noche es traidora para los ojos y los pies cansados...
  • Más peligrosa es para quien vive de ella, pues después de la noche siempre viene un alba, que guarda de todo mal y limpia las pesadillas...
  • ... para después volver a ellas en otra noche aún más oscura. No te canses, viejo necio, pues al fin incluso el alba no será sino un recuerdo de mentes enfermas como la tuya.
  • Cuidado con tus palabras, criatura de Sauron, pues son palabras de un ser confiado tan solo en su poder y a quien el Enemigo se limita a utilizar para sus fines. Tu mente te transmite apenas una parte del pensamiento del Señor Oscuro y a pesar de ello, y ahora que Él está débil, te crees dueña de todo, ¿no es así? No seas ingenua. ¿No has visto suficiente como para saber que la Llama habita entre los hombres y tus grandes ejércitos son aplastados una y otra vez? Sauron fue vencido; ¿qué te hace pensar que tu destino será diferente? Piensa en ello y acaso encuentres tu verdadero objetivo.
  • ¿De veras crees que tus palabras tienen efecto alguno sobre mí, viejo necio? Con ellas puedes mover los hilos de tus protegidos como tales marionetas, no lo dudo, así que no me hables del poder, pues tu lengua suave, rápida y voraz hace más estragos entre los hombres que no mis ejércitos. Sé inteligente y no intentes desviar mi atención con vanas dudas sobre mis propósitos, pues conozco tus artes y de nada servirán. La Sombra se alzará y empezará una nueva Era en la que sus principales siervos serán recompensados y sus enemigos serán aplastados. Ya los Nazgûl se preparan en el Oeste para la no muy lejana llegada de Su Señor y pronto las indefensas gentes que tanto vigilas e influyes sabrán a quién deben obedecer.
    Vete, pues, viejo necio, y llévate a este otro que tan fácilmente ha caído en tus redes, y olvídate de ideas utópicas. Sauron es el Único Amo y tú lo sabes bien.
  • Tu orgullo infundado no te servirá de mucho, si solamente proviene de atacar y oprimir a los pueblos de estas tierras. Porque la opresión genera desesperación, y la desesperación genera esperanza. Y la esperanza es la fuerza más poderosa de los hombres, y un día te vencerá.
La Vampira soltó una terrible carcajada que descubrió una dentadura poderosa, con colmillos largos y afilados que distorsionaba su lisa faz. Luego sus ojos brillaron de malicia y regocijo cuando dijo:

  • Escucha y aprende, viejo necio. Mis armas van mucho más allá de la gente. ¿Acaso crees que eres invencible ante mí? Pues ya hay uno de los tuyos que ha caído, y pienso que tus indefensos protegidos del norte tienen en estos momentos un nuevo problema con él...
Y dicho esto, extendió sus alas y levantó el vuelo, y se alejó raudamente, mientras el eco de su maldad cubría a los dos magos.
Alatar y Curunir, que quedó con las palabras en la boca, comprendieron que Rangost estaba en peligro y que todo había sido una sutil trampa de la Vampira, aprovechando adrede su ausencia para lanzar un nuevo ataque, y que de algun horrible modo Pallando formaba parte de él. Con el ánimo tenso y preocupado, iniciaron un rápido viaje de regreso al norte.

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