domingo, 18 de abril de 2010

13-Del 2º Gran Ataque de Jandwathe: La Guerra del Mar de Sangre. Sobre la fundación del último reducto del norte: la ciudad amurallada

El Bardo de librea oscura, de voz profunda y grave, continuó implacable:

Mientras tanto, Jandwathe colmó sus ideales. Después de mucho tiempo de espera, lanzó con odio su segundo gran ataque.
Ignorando la derrota de los Aurigas, pese a que habían sido una pesadilla en los pueblos del Oeste durante años, atacó por fin al norte que se había burlado de ella.

Y durante los años 1978 y 1979 de la Tercera Edad, se abrieron las grandes puertas del desierto y miles, miles y miles de orcos que habían estado viviendo y multiplicándose en secreto dentro de sus dominios, se lanzaron como un mar sobre los pueblos septentrionales sin previo aviso.

Y mientras que los Aurigas no habían podido finalmente doblegar Gondor, estos ejércitos tuvieron más suerte. Huestes enteras de salvajes orcos entraban en los pueblos, los saqueaban y mataban a todo el que se interponía. La destrucción se propagó como un fuego con el aliento de un huracán.

Ciudades grandes y pequeñas caían hechas pedazos o incendiadas, y sus habitantes huían como podían, vagando por caminos perdidos y yermos, despavoridos y acabados. Los que resistían eran objeto de tortura y terribles muertes sucedían sin descanso. Día tras día, mes tras mes la destrucción seguía imparable. Parecía en verdad el fin del mundo. Todo el norte estaba invadido por criaturas de las tinieblas, los días se tornaron oscuros, la vida se hizo escasa, la esperanza chilló de espanto ante tamaña obra bárbara..

La gran resistencia septentrional a Jandwathe fue vapuleada en poco menos de dos terribles años y se disolvió para siempre. De este a oeste, todo el norte fue arrasado en lo que pasó a llamarse la Guerra del Mar de Sangre.

Mas no todo se perdió. El golpe fue brutal y rápido, pero se salvaron de la ira de la Vampira los pueblos que más lejos estaban, los más occidentales, que vivían cerca del Mar de Rhûn, ya que además allí estaba Curunir el Blanco.
Su poder frenó a los orcos y consiguió organizar la gente a tiempo para hacer frente a la amenaza.

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